Mi cosmos interior, han sido supernovas, agujeros negros y ahora solo polvo cósmico, como una mancha de sangre secándose, perpetua, hacia el ocre, inmóvil en un suspendido vacío eterno, rodeado de luces, soles, sin saber si son o fueron a millones de años luz reflejos o falsas realidades, engaños del tiempo y la distancia, fatuo prometido destello eterno sin nada de honor en su luminiscencia y yo con el coraje de seguir de frente desde la más reciente nebulosa deshecha.
El día del sol tú no existirás.
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