"No existía ningún deber, ninguno, para un hombre consciente, excepto el
 de buscarse a sí mismo, afirmarse en su interior, tantear un camino 
hacia adelante sin preocuparse de la meta a que pudiera conducir. Aquel 
descubrimiento me conmovió profundamente; éste fue el fruto de aquella 
experiencia. Yo había jugado a menudo con imágenes del futuro y soñado 
con papeles que me pudieran estar destinados, de poeta quizá, de 
profeta, de pintor o de cualquier otra cosa. Aquellas imágenes no valían
 nada. Yo no estaba en el mundo para escribir, predicar o pintar; ni yo 
ni nadie estaba para eso. Tales cosas podían surgir marginalmente. La 
misión verdadera de cada uno era llegar a sí mismo. Se podía llegar a 
poeta o a loco, a profeta o a criminal; eso no era asunto de uno; a fin 
de cuentas carecía de importancia. Lo que importaba era encontrar su 
propio destino, no un destino cualquiera, y vivirlo por completo. Todo 
lo demás eran medianías, un intento de evasión, de buscar refugio en el 
ideal de la masa; era amoldarse; era miedo ante la propia 
individualidad"
H.H 
 
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