Cuando uno no usa los discursos de
otros se le ve como un extraño, como un ser raro, quizás loco, puede que no
recomendable ya que es arriesgado entrar en su palabra.
Exactamente lo mismo
que pienso yo de todos los “otros” de esos que tienen ese mismo discurso y se
entienden entre ellos con un lenguaje simple e idiota, yo también los veo
raros, locos, no recomendables y muy arriesgado entrar en su conversación
porque puedo caer en la estupidez y no perdonármelo jamás!
Está visto que nos
rehuimos solo que yo tengo la ventaja de
ya conocer su discurso de antemano y puedo y decido cuando se me tiene que
rehuir a mí, soy rehuido cuando yo decido rehuirles de la forma más
maquiavélica posible, la mía.
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