Denle el continuo momento de soledad
y abrirá el abismo donde el tiempo es un lazo en el cuello, la luz del día el
aviso de lo que ha sido como un inmóvil cuadro y el espejo de todas las tripas,
que difícil digestión... Bien por la calma sin ellos, esa calma tiene la
antesala del yo, como la sala de espera de un dentista.
Si nada sirve o te mata, si nada sirve o te
mata, si nada sirve o te mata, si nada sirve o te mata, si nada sirve o te
mata. He llegado a verme las encías, mira las que sangran y no reparas en
ello, mira ese rojo. Claro que sabes cómo sabe la sangre! Mi boca sabe a
sangre. En un momento te das cuenta que siempre ha sabido a sangre y ahora no
soportas ese sabor día, tarde y noche porque dudas que nunca más salga ese sabor de ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario