Consumiéndote, una pasión por nada, de la mente a la sangre de la sangre a los físico, no vamos a alimentarnos ya de dioses anémicos, por esa pasión de tortura, mil pinchos en el alma, una sacro corona de espinas en el estomago.
Vamos a poner los ojos en blanco por la devoción perdida, por las cadenas de la existencia sin éxtasis. El sudor, el bendito sudor, que manera más explícita de ver llorar el cuerpo, cuando te lo castigas, cuando está castigado, cuando esta entregando. Con esa boca entreabierta donde el aire alcanza a entrar y salir por impulso mecánico pero con esfuerzo, con el rictus de lo entreabierto que no es pleno ni cerrado, la devoción, la bendita devoción que pocos tenemos, miradnos con nuestros estigmas, miradnos seres inertes!
Mi reino por la devoción pura, quien sude y jadeé en aire corto, quien ponga ojos en blanco lejos de todo, quien sufra y quien viva del éxtasis nunca hallado.
Si las lágrimas de mis mejillas
ResponderEliminarson impotentes
tomad mi corazón
mas permitid que sea como una copa
que yo le ofrezca para recoger
la sangre de sus heridas.
(La "Pasión según San Mateo" J.S. Bach)
No tengo "copas" que recojan sangre de mis heridas si acaso se ofrecen escupideras de segunda mano bien expuestas en las iglesias del caos y la inmadurez cuando rebotan en mi esquina, ni ahí mi sangre cuaja, será sangre bebida en labios no profanos o que se pierda en la arena seca!
ResponderEliminarBonitas palabras si, esa pasión de San mateo, tenemos que soñar una pasión ya sea dentro de nuestra mente, sentirse a uno mismo, agonizándola, sudando, penitentes de una irrealidad, lo que sea menos ser un trozo de carne práctico, usual y dependiente del todo.