wolfmon

“Si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo pero porque no sois del mundo sino que yo os escogí del mundo, por esto el mundo os aborrece”.(San Juan 15:19) Odi et amo. Quare id faciam, fortasse requiris... nescio, sed fieri sentio et excrucior.

martes, 16 de octubre de 2012



Desarraigo del alma, perdida de alma, se refiere a lo que llamamos ego pero no el ego racional que conocemos sino nuestro ego daimónico, interior, espiritual, sustancial.

Ese desarraigo conduce a un estado llamado acedia, una especie de apatía o sequedad espiritual en el que el mundo es aburrido, rancio, vano e inútil y observas tus propias acciones como si estuvieras fuera, siendo espectador de la esterilidad total, con falta de vitalidad, con vacío, y sensación de monotonía.
En otras culturas no occidentales ni modernas se decía que esta “alma" podría haber sido abducida o alejada de uno mismo por la atracción erótica de brujas o hadas y por ello alejarse sin rumbo de uno mismo.
En esta desesperación o despersonalización la razón de no dejarse tumbar y morir en nuestra sociedad actual occidental es por la fuerza del ego práctico que mantiene nuestra maquinaria en funcionamiento con unas simples rutinas que nos guían.
Todo esto es destructor del alma, de la persona como individuo único y anti daimónico que nos roba las visiones y por tanto las realizaciones.
 La sociedad tiene mucha parte de esto para así convertirnos en máquinas autómatas, nos convierten en uno solo, todos en uno solo sin distinción de carne que solo y exclusivamente por rutina estamos medio vivos.
Me pregunto cómo serían nuestras vidas, los pocos que tenemos y sentimos estos pequeños destellos de verdad y de belleza si no estuviéramos enfermos de la "efimeridad" o de cualquier maldición humana corroida que nos acecha y rodea.

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